Era uno de los estrenos más esperados del año, de eso no cabe duda. Ver los delirios de Lewis Carroll a través de la mirada de Tim Burton parecía algo bastante prometedor, y más de uno esperábamos con ansias una versión oscura y más estrambótica que la original, si cabe. La premisa de la que parte la película tampoco era para menos: Una Alicia casi veinteañera que regresa al mundo onírico que visitó en su infancia era un arranque con muchas posibilidades.
Sin embargo, la película de Burton, aunque impresionante en lo visual, no llega con toda la fuerza esperada, pues la trama acaba resultando bastante débil y poco honda. Hasta la protagonista deambula incrédula y desganada por el País de las Maravillas, abocada a un final que no deja buen sabor. No queda nada de la carga crítica del original, y al final el film no puede verse más que como una historia apta para todos los públicos, algo decepcionante según las expectativas que se llevaran.