No hay estado más erosivo y desestabilizador que el sentimiento de culpa. Este tiende a causar remordimiento y a disminuir tu ánimo y el rendimiento de tus actividades.
La persona que se siente culpable vive en constante lamento por no haber reparado el daño a tiempo. Se muestra responsable de las consecuencias y alejado de la oportunidad de perdón. Sin embargo, quedarse en este fuego destructivo de la culpa es totalmente insano para el alma.
Antes de consumirte en la culpa, date un tiempo para meditar. Si fue un error sin intención, como suele ocurrir en la mayoría de casos, guarda la calma. Agradece al tiempo que cambia, y que pronto te dará una nueva oportunidad para zurcir tu error.