El esoterismo, el tarot o los oráculos forman parte de nuestras generaciones y antepasados y a pesar de ser técnicas distintas, son métodos válidos de adivinación. Pero ¿cómo se explica la adivinación? ¿cuándo surgió? sigue leyendo y descúbrelo.
El origen de la adivinación
¿En qué consiste la adivinación? se trata de un talento que tienen algunas mujeres y hombres a la hora de predecir el futuro. Está talento suele ir a aparejado con una serie de retribuciones económicas, aunque hay personas que comprenden este tipo de arte como un estilo de vida y por ello no cobran, simplemente quieren ayudar a través de su clarividencia.
Desde el principio de los tiempos han existido una serie de personajes de todas las culturas y religiones que poseen capacidades extraordinarias como la videncia. Por una parte los oráculos han existido desde tiempos innombrables, los chamanes, los videntes o las pitonisas se unirán a este tipo de técnica con el paso de los años.
Entre los griegos, los romanos y los hindúes surgió la parte más superticiosa del ser humano y creían en la adivinación como un instrumento de la sabiduría.
Ya en la antigua Grecia los Dioses daban respuesta a los humanos sobre el futuro a través de los oráculos en los santuarios sagrados y actualmente en los pueblos alejados de la civilización tienen la figura del brujo o hechicero para guiar a la tribu. Además son muchas personas las que usan los poderes de la adivinación a su favor para conocer el futuro y encontrar una serie de predicciones que pueden ayudarles en su día a día.
El efecto Forer
La mayoría de los clarividentes suelen servirse de diferentes oráculos, magias y sortilegios como por ejemplo la astrología. Algunos tipos de adivinación son la quiromancia, la cafeomancia, el péndulo o la lectura de las cartas. La adivinación o la videncia se puede explicar mediante el efecto Forer. ¿En qué consiste el efecto Forer? El psicólogo Bertram R. Forer en 1948 realizó un experimento con sus alumnos que desveló por qué este tipo de técnicas para adivinar el futuro tiene truco.
Llevó a cabo un test de personalidad, una vez finalizado les pidió que puntuaron de 0 a 5 la exactitud con la que el perfil les retrataba la media fue de 4,26 siendo 0 muy pobre y 5 excelente. Realmente la evaluación que entregó no era personalizada para cada uno de ellos, sino que todos tenían el mismo perfil y que el test de personalidad consistía en una selección de frases típicas del horóscopo. Este experimento ha sido repetido por otras personas en diferentes regiones siendo el resultado siempre entre 4 y 5 de precisión percibida.
Por lo tanto, el efecto Forer o también denominado falacia de validación personal consiste en la tendencia de aceptar como propias las descripciones generales que pueden aplicarse a cualquier persona de nuestro entorno.
Además entran en juego tres factores más en el efecto Forer: cuando la persona evaluada le cede cierta autoridad al evaluador, cuando él análisis para personalizado y cuando se muestran valores positivos que la persona valora como positivos y propios.
Por lo tanto, cada una de las técnicas de adivinación que se practican hoy en día están basadas también en la deseabilidad y las expectativas. Por otro lado, es posible que también realizamos el sesgo de confirmación, es decir que nos adueñemos de aquellas explicaciones que dan sentido a nuestra vida y a nuestras experiencias dejan a un lado aquellas que no encajan con nuestra personalidad.
A pesar de que la adivinación o la clarividencia carecen de explicaciones científicas, y que el efecto Forer puede llegar a explicar por qué funciona en todas las personas, estas prácticas son divertidas, curiosas y realmente no hacen daño a nadie siempre y cuando no dirijan nuestro día a día.