Se entiende a la inquietud como la falta de tranquilidad en el pensamiento. Esta puede tenerla cualquier ser humano, sano o enfermo, equilibrado o neurótico.
La persona que muestra inquietud tiene desasosiego porque está en la espera de que venga una dificultad o desgracia. Así que todos sus pensamientos van dirigidos al hecho que le preocupa. Por ello, se muestran retraídos y hasta puede aparentar calma, pero a nivel interno tiene un mar de pensamientos, casi todos negativos.
El ser humano puede pasar de manera insidiosa o radical, de un estado moderado de inquietud a otro perturbado. Ello depende de cuánto puede dominar su mente. Si puede evitar los sentimiento de fracaso, la tristeza por el pasado y la fatiga del presente, la ciclo del estado de inquietud será moderado.
La meditación es una buena salida para aprender a controlar tu mente, también la práctica del deporte te ayudará a mentalizar tus objetivos y dar energía a tu vida. Y una tercera opción es la práctica de actividades que te agraden, pero que no requiera de ninguna presión económica ni emotiva de la sociedad, como la jardinería, la pintura, las manualidades, la danza, entre otras artes.