Las estadísticas, sirven a los investigadores para tener una visión cuantitativa, pero siempre deben ser analizadas con mucha cautela, si no queremos llevarnos a engaño. Julio Iglesias –y unos cuantos más- se ha jactado de tener sexo con miles de mujeres, lo cual subiría bastante la media en las estadísticas. Sin contar con el efecto de deseabilidad social –efecto que hace que muchas personas contesten a las encuestas en función de lo que creen que sería lo deseable-. Por otro lado, prestar atención a las estadísticas sin espíritu crítico, tiene el inconveniente -sobre todo en el ámbito sexual- de que los datos pueden confundirnos y tomar como referencia modelos externos para nuestras necesidades personales.
La media estadística se refiere a las características compartidas por la mayoría en una población determinada. Y estar en la media estadística no necesariamente tiene que ser lo más favorable. En el ámbito clínico el barómetro lo establece aquello que se considera sano, y sano se refiere a ausencia de malestar físico, psíquico y sexual. No todas las personas tienen clara esta diferencia y muchas veces encontramos en consulta un gran interés por los datos estadísticos más que por atender a sus propias sensaciones y emociones. ¿Lo haré las veces que toca? ¿Será mi pene del tamaño normal? ¿Cuánto tarda una mujer en llegar al orgasmo? ¿Cuánto suele durar el amor en la pareja? Por citar algunos ejemplos en los que la gente espera una respuesta estadística, como si ahí estuviera la solución.
Esto muestra una tendencia desproporcionada a mirar hacia fuera, en lugar de atender nuestras propias necesidades. Nosotros explicamos a las parejas con problemas que no hay un modelo o un estilo de sexualidad único. Cada pareja —cada persona— es un mundo y tiene que encontrar lo que realmente le gusta y le satisface; lo que le sienta mejor y prefiere. Siempre —por supuesto— respetando a los demás. Individualmente o en pareja, no es tan importante la cantidad como la calidad. El placer -como experiencia personal- no se mide ni se evalúa, se disfruta. Tiende a esfumarse si emerge la evaluación —autoevaluación- el examen, la prueba, los objetivos. En suma, el placer es el proceso, nunca el producto… Aunque se tenga curiosidad por saber como les va a los demás. ¿Te interesan las estadísticas sexuales? ¿Buscas comparar medidas y frecuencias? ¿Qué es más importante calidad o cantidad?
Autores: Dra. María Pérez Conchillo, psicóloga clínica y sexóloga; Dr. Juan José Borrás Valls, médico sexólogo y psicoterapeuta; y D. Xud Zubieta Méndez, psicólogo sexólogo. Profesionales del Instituto de psicología sexología y medicina sexual Espill.