La gran mayoría de las personas cuenta con al menos un perfil en alguna red social. En ellas, se comparten pensamientos, experiencias, fotos personales, etc. Se dice que en España estamos literalmente enganchados a las redes sociales. Concretamente, 19,2 millones de personas las usan a diario. Pero ¿sabías que las redes sociales pueden afectar a tu estado de ánimo? Expertos en psicología y en la materia han anunciado en más de una ocasión lo nocivo que puede ser el uso excesivo de estas herramientas. A continuación te explicamos cómo una red social puede influir en tu estado de emocional, toma nota y revisa si estás haciendo lo correcto.
La vida idílica de las redes sociales
Esta forma de vida es una manera de buscar reconocimiento y aprobación social. Por este motivo, se presentan vidas que parecen idílicas, pero en realidad no lo son. Así es como algunos de las llamadas influencers, masificadas a través del status de street style, cuando en realidad no sabemos si lo que venden es tan bonito como parece. Y precisamente por eso nos fijamos en cómo los demás viven. Así es como llegamos a las odiosas comparaciones en las que seguro que salimos perdiendo. De ahí a que muchos expertos consideren que no deberíamos tomar tan en enserio el Instagram de las famosas, porque no nos olvidemos que si hay alguien que sale perdiendo somos notros mismos, a través de nuestra autoestima, el querer ser como alguien, dejar de ser nosotros mismos y dejarnos llevar por la superficialidad.
Esto nos lleva a un estado de inseguridad e insatisfacción con nuestra propia forma de vivir. Pensamos que a los demás les van mejor las cosas que a nosotras. La realidad es que las redes sociales llevan un filtro puesto que no permite que veamos la realidad absoluta de las cosas.
En busca de likes
En el momento en el que damos a subir una publicación estamos pendientes de cuántos Me Gusta va a recibir. Cuando un post o una foto no recibe la repercusión esperada, la persona puede sentir una gran decepción, pudiendo provocar en ella, cierta ansiedad o incluso tristeza. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de California en Los Ángeles, llegó a la conclusión de que cuando la gente sube una foto y recibe un gran número de likes, se activan en su cerebro los mismos circuitos neuronales que cuando comen chocolate. Ni qué decir cuando esas fotos están protagonizadas por nuestra pareja, estamos acostumbrados a ver parejas perfectas y acarameladas en Instagram cuando en realidad no sabemos hasta qué punto su relación de pareja es tan sana como parece. Solo las personas con una autoestima alta no se sienten afectadas por la repercusión que tienen sus vidas dentro de las redes sociales
Dejamos de lado vivir la experiencia
Y no salva ni uno. Pero tal vez las mujeres son las que más pueden sufrir este cruel efecto secundario que las redes sociales tienen sobre nuestras emociones. Cuando a una persona le preocupa más captar el momento que vivirlo se está dejando atrás la experiencia de poder saborearlo al máximo. En este sentido, el simple hecho de tomar una foto puede mejorar nuestro estado de ánimo, pero también existen ciertos problemas o inconvenientes asociados a este hecho. Cuando la gente se centra únicamente en capturar una buena foto, pueden dejar de lado la propia experiencia y no disfrutar plenamente de ella.
Pérdida del contacto cara a cara
¿Quién no ha vivido la situación de estar en familia o con una amiga y ver cómo en lugar de mirarte a los ojos están pendientes del móvil? El enganche a las redes sociales hace que se esté perdiendo el contacto físico y visual entre las personas.
Cada vez nos abrazamos menos, no nos besamos, no nos decimos "te quiero"... Sin embargo, dedicamos muchas horas a publicar en nuestros muros sabias frases que afirman que lo mejor de la vida es la familia, los amigos, etc. Qué paradoja ¿no?
Falsas amistades
Esta falta de contacto cara a cara hace que se produzcan malentendidos virtuales que seguro no sucederían si la comunicación fuese visual. Hoy perder un amigo es tan rápido y sencillo como bloquearle y no volver a saber nada más de él. Las redes sociales nos hacen generar vínculos demasiado exagerados en los que amamos a desconocidos y no perdonamos a los amigos.
En definitiva, las redes sociales son solo un escaparate que no debería tomarse tan en serio. No se trata de la vida real, sino de aquello que las personas desean que creamos de ellas. Las vidas perfectas no existen, así que no te preocupes si ves cómo tu amiga no para de subir fotos de viajes y escapadas por el mundo. Puede que en su interior se sienta más sola que nadie.